Artículo publicado originalmente en Huffington Post.
La economía europea, así como la española, comienzan a mostrar signos de recuperación. Unos signos que, aunque a priori sea muy pronto para establecer si la zona euro se está recuperando -pues siguen existiendo muchos riesgos en la economía-, sí podemos decir que la economía, tras las amenazas de recesión, comienza a despegar, junto al resto de bloques económicos.
Este tirón de la economía no solo se ha observado en Europa: si miramos el crecimiento de Estados Unidos, podemos observar cómo, pese a las previsiones a la baja, el PIB volvió a experimentar repuntes que lo situaron en el 3,2%. La economía parece mostrar signos alcistas, algo que los mercados y los países agradecen tras unos meses en los que la economía estaba muy castigada.
«Países como España, Italia y Grecia son los países de la zona euro en los que, tanto tasa de desempleo como tasa de desempleo juvenil siguen siendo excesivamente elevadas».
En el caso de Francia, esta mantuvo su crecimiento en el 0,3% durante el primer trimestre del año. Además, cabe destacar la salida de Italia de la recesión técnica que les acechaba a finales de 2018 y principios de 2019. Una salida que, aunque se haya producido de una forma muy superficial, sitúa a Italia fuera de ese riesgo de recesión técnica que le ponía en serios aprietos y que, con un 130% de deuda sobre PIB, lastraba la confianza en el país.
Está claro que estos crecimientos pueden significar el resultado de la aplicación permanente de políticas expansivas por parte de las autoridades monetarias. Además, el BCE, ante la desaceleración y el exceso de moderación en los crecimientos previstos, optó, al igual que la Reserva Federal, por mantener los tipos de interés en su rango más bajo posible; siendo su intención la de mantener esas condiciones de financiación favorables e inyectar liquidez al mercado, a través de las TLTRO.
No obstante, ahora, ante los ritmos de crecimiento de este primer trimestre, la economía europea vuelve a ganar oxígeno. En materia de desempleo, como comentábamos, los datos muestran una cierta recuperación. Aunque aún hay países como España, donde el desempleo decrece, pero de una forma muy gradual, nos encontramos con países como República Checa, donde su tasa de desempleo arrojaba un 1,9%; Alemania, con un 3,2%; y Holanda, que mostraba un 3,3%.
Como podemos observar, unas tasas de desempleo que, en algunos casos, superan incluso el pleno empleo que se ha obtenido en los Estados Unidos y que sus líderes celebraban. Sin embargo, en materia de desempleo juvenil, la Unión Europea sigue mostrando un gran elenco de jóvenes –menores de 25 años- en situación de desempleo. Concretamente, la tasa se sitúa en el 14,5%, una contracción de una décima y que aporta un poco de optimismo a los jóvenes europeos.
Si observamos las tasas por países, podemos ver cómo los descensos de estas tasas de desempleo juvenil se intensifican más en países como Alemania, Holanda o la República Checa, donde, respectivamente, sus tasas fueron del 5,6%, 6,3% y 6,4%. Sin embargo, liderando las mayores tasas de desempleo juvenil se encuentran Grecia, Italia y España, los cuales, respectivamente, muestran tasas del 39,7%, 33,7% y 30,2%.
Unas tasas de desempleo juvenil que, comparándolas con las obtenidas en tasas de desempleo generales, siguen distando mucho de los objetivos planteados. Para los países de la Unión Europea y la zona euro, el desempleo juvenil sigue siendo un gran reto. Además, países como España, Italia y Grecia son los países de la zona euro en los que, tanto tasa de desempleo como tasa de desempleo juvenil siguen siendo excesivamente elevadas.