Cansado de poner la televisión, sintonizar los debates políticos, y escuchar únicamente eslóganes partidistas e ideológicos sin más profundidad que la propia ideología, inquebrantable para los integrantes políticos, comienzo un nuevo artículo, hablando especialmente del gran problema de España y que, a nuestros representantes políticos, parece no importar.

Efectivamente, posiblemente, cuando leías el párrafo anterior puede ser que se te hayan venido mil aspectos y factores a la mente. Sin embargo, si hay un tema preocupante a día de hoy en nuestro país es el empleo. Un empleo que se está viendo eclipsado, y ninguneado, por la prioridad que dan determinadas formaciones políticas a otros aspectos, en mi opinión, menos relevantes para la sociedad.

Tenemos que ser realistas, y así lo decía hace unos días en el debate televisivo en el que participo, pues viendo cualquier debate entre las formaciones políticas, especialmente por el lado de Podemos y el socialismo, se tratan muchos aspectos sociales a nivel de intervenir el mercado de vivienda, expropiar inmuebles, dar derechos y rentas a los ciudadanos por el mero hecho de existir, así como un gran elenco de medidas políticas.

No obstante, como ocurre en numerosas ocasiones, el empleo sigue siendo el gran ninguneado en el debate político. Ninguneado por llamarlo de alguna forma, ya que si consideramos el gravísimo atraco impositivo a las empresas, las trabas burocráticas o los lastres a la contratación, el ninguneo no se cumple como tal, pudiendo comenzar a llamarse boicot al empleo, o como denominamos determinados economistas, desempleo institucional -siendo aquel que está provocado por el Gobierno-.

«España posee una de las tasas de desempleo, tanto general como juvenil, de la Unión Europea. Concretamente, la segunda de Europa, por detrás de Grecia, con un 13,9%»

Cuando hablamos de políticas sociales, hay una pregunta que siempre ha rondado mi mente y que, sin embargo, nunca ha recibido respuesta, al menos tal y como esperaba recibirla. Cuando se habla de política social, siempre he hecho la misma pregunta: ¿qué mejor política social que un empleo? Como he dicho, pensiones, natalidad, fondos públicos, creación de empresas; en resumen, estado de bienestar.

Realmente no somos conscientes, o no queremos serlo, de que el empleo es el factor que verdaderamente debería estar incentivado. Mucho más que cualquier otro tipo de factores que, sin empleo, pierden su total relevancia. Y no debemos olvidarnos de la inmencionable deuda pública, la cual sigue cosechando incrementos diariamente, llegando a alcanzar el 100% del PIB del país, nivel similar al actual (98%) y que va a terminar hipotecando el país hasta el punto de no retorno.

Ahora bien, hablamos de empleo, pero el empleo al que me estoy refiriendo, y como nota aclaratoria, es aquel que se crea a través del sector privado, aquel empleo que se genera a través de la economía real del país y que no viene impulsado por parte del sector público y su consecuente aumento en el gasto. El peso del estado es un gran porcentaje del PIB, concretamente del 41%, por lo que seguir aumentando la cuantía no es una opción.

Como comentaba, nuestro país posee un elevado nivel de deuda pública. Una deuda pública que, como digo, avanza a ritmos de 1.100 euros por segundo, 1.100€ por segundo que al final del día acaban sumando 100 millones de euros. Repartamos esta cuantía entre los ciudadanos que habitan el país y tendremos un resultado próximo a los 30.000 euros por habitante. Como podemos observar, una importante cuantía a deber y que, en el largo plazo, traerá problemas.

Ahora bien, con los datos sobre la mesa, ¿interesa seguir creando empleo público, el cual tendrá que afrontarse con un mayor ritmo de crecimiento de la deuda? O, por el contrario ¿no interesa un método de incentivos a la economía real, provocando así una mayor demanda en el empleo y a coste cero. Estaría mintiendo diciendo lo del coste cero, pues el empleo del sector privado estaría dejando un superávit en las arcas por el hecho del pago de cotizaciones.

Evidentemente, todos conocemos la decisión más óptima. Sin embargo, hasta ahora, lo planteado en materia política ha sido la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), desligado por completo a una competitividad que ha tocado techo y a una productividad que lleva estancada desde 2017, y subiendo los costes laborales para las empresas; así como la penalización del contrato temporal, acusando una temporalidad que se mantiene en el mismo nivel de siempre.

Políticas muy desencaminadas de lo mencionado anteriormente y que, en lugar de incentivar la creación de empleo, más bien lo destruyen y lo lastran, ralentizando la creación del mismo y machacando a las compañías que lo hacen. Y esto no es que nos lo inventemos, es que los resultados están mostrando, secundados por el Banco de España y la Comisión Europea, que este incremento en los costes laborales está empezando a destruir empleo.

Si destruye empleo con unos meses de vigencia, ¿Cuánto empleo podría destruir en un medio/largo plazo, continuando con estas políticas?

Creo que debemos reorientar la estrategia diseñada para crear empleo. España necesita un proyecto de verdad que cree empleo y, a su vez, ya de paso, aprovechar para fomentar la atracción de empresas en el país. Vivimos en un entorno completamente globalizado y en el que las economías son fiscalmente competitivas, pon trabas a una compañía, que se irá al país vecino; como lo ocurrido con Google en Portugal, pudiendo haber generado 1.300 puestos de empleo en nuestro país.

En conclusión, estamos ante un escenario que apunta a desaceleración más intensificada y una gran pérdida de dinamismo en los crecimientos. El crecimiento económico en Europa se muestra mucho más moderado de lo proyectado, así como la industria, donde los indicadores ya muestran una fuerte desaceleración. Está en manos de la política el jugar las cartas, aunque como he venido diciendo todo el artículo, la clave no está en jugar las cartas, sino en saber qué cartas hay que jugar.

Feliz fin de semana.

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By Franciscocollmorales

Estudiante de máster y economía, joven emprendedor, interesado y estudiante en el mundo de la economía y mercados bursátiles, con experiencia en el sector profesional de 2 años como business advisor y community manager en Renault España y 1 año en el sector de la gerencia, estoy en continua formación en ENAE business school , escuela de negocios internacional, con el fin de especializarme en la gestión de carteras, poder gestionar y analizar cuentas e inversiones en empresas del ámbito nacional e internacional es mi objetivo. En este mundo se está desarollando una economía cada vez más globalizada y hay que rebasar las fronteras e introducirse en nuevos mercados para crear el valor añadido y la diferenciación, y sobre todo fomentar a los emprendedores a que sigan creando PYMES (el 99'88% del tejido empresarial en España está constituido por PYMES) ya que son las que tiran de esta economía, fomentan al empleo y crean oferta, esto hará que crezca el ingreso nominal y pueda crecer el consumo, El objetivo es salir de esta recesión económica, cada vez más dura, que están sufriendo muchos países actualmente, sin movimiento económico no hay progresión de las empresas de este país.