El principio mediante el que se denomina al comportamiento de la economía como un proceso cíclico impide un consenso entre economistas. La razón que nos lleva a la desaceleración económica, provocando un escenario recesivo en grandes economías como Alemania, en ocasiones, no son compartidas por diversos economistas que, por otro lado, prevén la moderación de la economía germana como un simple ajuste en los crecimientos, precedido por un crecimiento que ha estado prolongándose a lo largo de los últimos 10 años.
La economía germana, que vive en sus carnes los duros efectos de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, sigue bordeando la recesión de una forma muy superficial. La economía está entrando en una situación que, desde algunas entidades germanas como Bundesbank, califican como recesiva, ya que los niveles de producción industrial en el país, especialmente en el sector del automóvil –su principal sector- se encuentran muy debilitados. En materia de PMIs, estos ponen de manifiesto una situación preocupante para una economía en la que la producción sustenta el 20% del PIB en el país.
Alemania está viviendo un duro proceso y, pese a contar con un fuerte margen que le permita aplicar estímulos, la economía muestra una clara tendencia subyacente de desaceleración económica, cada vez más intensificada con el paso de los meses. Y es que, sumada a la caída que experimenta la producción en el país, la economía germana también se ha visto sometida a una fuerte ralentización en el sector exterior. La notable caída de la demanda global ha lastrado contrastablemente unas exportaciones que, para Alemania, representan el 40% del PIB en el país.
Una desaceleración global que está llevando a la locomotora económica de la zona euro a situaciones complicadas, obligando a sus dirigentes a tomar acciones como la aplicación de nuevos estímulos fiscales que traten de revertir la situación, dotando de mayor dinamismo a unos crecimientos que, como decíamos, bordean una recesión con mínimos de 10 años. Una recesión que amenaza a la economía y que, por parte del consenso de analistas, resuena cada vez con más intensidad, haciendo saltar las alarmas de los distintos organismos por el comportamiento de los mercados.
El índice del miedo, conocido comúnmente el índice VIX que trata de medir la volatilidad en los mercados, se muestra muy agitado. Los mercados financieros siguen envueltos en un escenario volátil, confuso e incierto en el que los inversores muestran una actitud cautelosa ante los riesgos que alientan una dura recesión económica en la economía global. Muchos índices muestran esa incertidumbre y el fuerte deterioro del balance de riesgos a través de un comportamiento volátil y en mínimos anuales.
Aunque Alemania cuente con margen para aplicar estímulos sin incurrir en serios y graves riesgos que puedan lastrar, en mayor medida, su economía, la actuación llega ante la incapacidad de revertir los crecimientos estancados. No obstante, estamos hablando de una economía con unos niveles de desempleo pasmosos, nunca vistos desde 1980; una economía que ha prolongado un fuerte, y robusto, crecimiento durante los últimos 10 años; una economía que, a diferencia de Italia o España, posee unos niveles de déficit muy bajos, con una deuda que roza el 58% del PIB.
Estamos ante una economía mucho más saneada que otras economías como España, donde la economía no solo atraviesa una moderación, sino que lo hace con unos niveles de desempleo de los más elevados de la Unión Europea, unos niveles de déficit que rozan el Proceso de Déficit Excesivo (PDE), un tejido empresarial más débil y pequeño que en Alemania; una incapacidad de formar gobierno; así como, por último, una deuda que roza el 100% del PIB y que nos lleva a presentar incapacidad, aunque muchos economistas traten de desmentirlo, sobre la posibilidad de aplicar estímulos muy agresivos en una mayor moderación económica.
Como digo, en resumen, estamos ante una economía que puede afrontar la desaceleración económica y plantea hacerlo de inmediato. La economía germana, para tratar de revertir una mala situación, plantea la inyección de un estímulo de 50.000 millones de euros, el 1,5% de su PIB. Unos estímulos muy esperados por los mercados, tanto en USA como en Alemania, ya que las fuertes caídas que ponen a estas grandes economías, así como la China, en entornos recesivos genera el pánico entre los inversores.
Una situación por la que, ahora, atraviesa Estados Unidos. Los últimos registros del PMI nos ofrecen una lectura pesimista y que, nuevamente, agita los mercados. Los malos datos de la industria en Estados Unidos, en medio de una guerra comercial desatada por el mismo, ponen de manifiesto la desaceleración de una economía que, al igual que Alemania, pese a haber mostrado un comportamiento histórico en materia de crecimientos y desempleo, se contrae ante la fuerte moderación que están viviendo las grandes economías líderes.
La curva de rendimientos en los bonos del tesoro pronuncia su inversión, pronosticando aires de recesión en la economía más fuerte del mundo. Una situación que lleva a Trump a pedir la actuación de la FED, aplicando mayores estímulos que, al igual que en Alemania, traten de aportar, nuevamente, mayor dinamismo a la economía estadounidense. Una economía que trata de revertir su situación en plena campaña electoral, donde el Presidente Trump tendrá que rivalizar el cargo en las urnas en 2020, esperando un impulso en los crecimientos que revalide su candidatura.
En resumen, si nos fijamos detenidamente, la economía está esperando en todo momento la actuación de determinados gobiernos. Si la desaceleración continúa intensificándose, los gobiernos no tienen otra opción que buscar la aplicación de estímulos con el fin de devolver el impulso a unas economías que se muestran cada vez en terrenos más pesimistas. Sin embargo, de ser un proceso de ajuste, tendríamos que evaluar, en un horizonte temporal mayor, los impactos y alcances de los distintos fenómenos en la economía y adaptar las políticas al entorno presente, adoptando reformar necesarias, sin arbitrariedad y efectivas para reorientar la evolución.
Feliz fin de semana.